Extracto de Diario Centro América, 2015
por Catalina
Soberanis
En el Encuentro Nacional de Empresarios
(Enade), realizado recientemente, el tema central fue el desarrollo de ciudades
intermedias. En esa oportunidad se planteó que hay ciudades del país que tienen
potencial para convertirse en ciudades intermedias, siendo estas: Flores,
Petén; Puerto Barrios, Izabal, Zacapa, Chiquimula, Antigua Guatemala,
Sacatepéquez; Puerto San José, Escuintla; Mazatenango, Suchitepéquez;
Retalhuleu, Coatepeque y Quetzaltenango.
La propuesta se hizo antes de la Conferencia
Hábitat III, celebrada en Quito del 17 al 20 de octubre, en la cual se adoptó
la Nueva Agenda Urbana (NAU), que enumera políticas urbanas que aspiran a que
las ciudades sean resilientes frente al cambio climático; que tengan una
planificación urbana adecuada; una coordinación entre gobiernos locales y
nacionales; que generen ciudades y asentamientos humanos incluyentes,
equitativas, productivas, seguras, sostenibles y con oportunidades para
todos.
En Guatemala, como en otros países
latinoamericanos, la falta de planificación y el crecimiento urbano desordenado
han provocado la creación de zonas periféricas que no ofrecen oportunidades de
trabajo. Esto genera mayor tráfico, contaminación y la disminución de la
calidad de vida. La escasez de viviendas también ha dado lugar a la formación
de barrios marginales, desigualdad y comunidades discriminadas. Se debe
planificar el crecimiento urbano, pues ya cuando la tierra está ocupada y los
espacios naturales han sido destruidos, es más difícil reestructurar o
reconstruir.
La planificación del desarrollo urbano
debe ser parte de una política de ordenamiento territorial en la que el
desarrollo rural es la otra dimensión a considerar. Se debe planificar para
propiciar el uso y ocupación inteligente del territorio, aprovechando
oportunidades, reduciendo riesgos, protegiendo los recursos y repartiendo los
costos y beneficios del uso territorial entre los usuarios de este.
Los cambios en el uso del territorio
generan consecuencias que incluyen modificaciones en el tipo de producción, los
volúmenes producidos, el precio de los productos, la distribución y tenencia de
la tierra, entre otras variables. De ahí que la propuesta de ciudades
intermedias debe ser complementada con la política de desarrollo rural integral.
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